Durante tres intensos días, los alumnos de 4º y 3º de Educación Primaria han vivido la semana pasada una extraordinaria experiencia en SLAM Camp, un complejo deportivo de élite situado en plena sierra de Guadarrama.
Con un programa repleto de emocionantes actividades, esta convivencia prometía ser una aventura inolvidable para los pequeños deportistas. Pero ha superado todas las expectativas.
Se percibía el entusiasmo y la emoción en el aire cuando los alumnos llegaron a SLAM. Tras instalarse en las modernas instalaciones, se encontraron con un equipo de entrenadores y monitores dispuestos a guiarlos en esta experiencia deportiva única.
Se celebraron apasionantes partidos de fútbol y baloncesto, además de actividades multideportivas. Los niños formaron equipos y se enfrentaron en partidos llenos de energía y espíritu competitivo. Las habilidades y la destreza de cada jugador se pusieron a prueba y el compañerismo reino en el ambiente.
La piscina fue un lugar de diversión. Los niños se sumergieron en el agua fresca, nadaron y participaron en juegos acuáticos que desataron risas y alegría.
La aventura continuó en un hermoso lago, donde los pequeños se embarcaron en canoas y surcaron sus tranquilas aguas. Remar en medio de la serenidad natural del lago les proporcionó una inigualable sensación de libertad y exploración, disfrutando de la paz que solo la naturaleza puede brindar.
Nuestros jóvenes deportistas también tuvieron la oportunidad de probar suerte en el golf, otro de los deportes disponibles en SLAM Camp. Con el asesoramiento de profesionales, aprendieron las técnicas básicas del juego y practicaron su “swing” en los magníficos campos del complejo. La precisión y el enfoque se convirtieron en sus mayores aliados mientras se esforzaban por mejorar su juego.
La equitación fue otra experiencia fascinante que los niños pudieron disfrutar en este complejo deportivo. Se acercaron a los majestuosos caballos y aprendieron los fundamentos de la equitación de la mano de jinetes expertos. El contacto con estos nobles animales y la sensación de montarlos les generó una mezcla de emoción y admiración.
Pero la diversión no se detuvo allí. Los pequeños también se atrevieron a probar actividades más desafiantes, como la escalada y el tiro con arco. Equipados con arneses y cuerdas, subieron por altas paredes rocosas, superando sus miedos y fortaleciendo su confianza. Además de poner a prueba su puntería con el arco como aliado y la diana como reto.
¡Una experiencia magnífica que seguro guardarán para siempre en su memoria!